por Iván Sánchez
A veces subestimamos la capacidad para optimizar las operaciones. El concepto de evaluar todo lo que no agregue valor como una pérdida, y por lo tanto convertirlo en una oportunidad de optimización se presenta como una puerta para fortalecer las eficiencias de la empresa.
El concepto de cero pérdidas utilizado como parte de la metodología de TPM (Total Productive Maintenance) abrió el camino en la metodología Lean para hablar de diferentes pérdidas. En el caso de TPM de seis (6) pérdidas típicas asociadas a las máquinas (tiempo de cambios de producto, tiempo de paradas de máquina, tiempo de paradas menores de máquina, disminución de la velocidad de la máquina, desperdicio de producto, pérdidas en los arranques). Apalancando en este concepto y la perspectiva de desperdicio de Lean se ha evolucionado a un concepto de cero pérdidas a nivel de toda la organización.
En su evolución más reciente el concepto de cero pérdidas identifica todo desperdicio o actividad que no genere valor como una pérdida. Lo importante en este concepto no es sólo definir lo que es una pérdida, sino cómo medirla, cuantificar su beneficio y poder gestionar su eliminación.
Típicamente cuando perseguimos optimizar la operación se escogen desperdicios en los procesos de forma muy específica. El enfoque puede ser en reducir ciclos de tiempo, “cuellos de botella”, reducción en los tiempos de cambios de producto, y muchas veces no hay una cuantificación detallada del costo de cada uno de estos desperdicios. Además, la mejora se hace en el área puntual identificada y se continua a la próxima área de enfoque. En un concepto de cero pérdidas se cuantifica la pérdida en todas sus dimensiones, y se crea un inventario de oportunidades a través de la medición de todos los desperdicios de la operación.
Un reto importante es medir la pérdida de forma monetaria. Con una estructura adecuada se puede lograr la cuantificación. Por ejemplo, en el caso de las inspecciones (lo cual se clasifica como actividad de no valor), se puede cuantificar el costo de la inspección a través de las horas recursos invertidas, los materiales utilizados, los espacios ocupados, los servicios contratados, las unidades que se desperdician. Esto conlleva la construcción de una estructura de manejo de información que facilite el proceso de medición proveyendo una visibilidad de todas las pérdidas de la organización.
Para definir esta estructura se recomienda trabajar con tres pasos: la creación de las categorías de pérdidas (pérdidas TPM, desperdicios de Lean); definir las variables que miden las pérdidas (horas, unidades, materiales); y costear cada variable basado en la estructura de costos de la organización.
El modelo de Cero Pérdidas provee una profundidad en la cuantificación de oportunidades, visibilidad de las pérdidas y se convierte en una habilitador para la creación de una cultura de optimización. Con este modelo se logra un nivel de consciencia superior en la identificación de pérdidas y oportunidades en la operación. Este nivel de consciencia acompañado de educación y acción para eliminar las pérdidas fomenta la cultura de mejora continua y optimización de la operación.